viernes, 4 de marzo de 2016

¿Por qué las personas no innovan?

Durante los últimos años finalmente ha ido calando en las empresas la idea de que la innovación es positiva y necesaria. Cada vez hay más directores y gerentes que son conscientes de que es un elemento clave en la competitividad de las empresas. Sin embargo, lo que ya no está tan claro es que estos mismos responsables den un paso más y sean conscientes de que son necesarios recursos y medios para que estas buenas intenciones puedan llevarse a la práctica.

Según leo en Harvard Business Review, un reciente estudio de David Sturt y Jordan Rogers aporta evidencias bastante claras de cuáles podrían ser algunas de las razones principales por las que la innovación no acaba de despegar.



Los expertos entrevistaron a unas 3500 personas de EEUU, Canadá, Reino Unido, Alemania e India y aunque la mayoría pensaba que la innovación era "cosa de todos" y consideraban que ellos mismos deberían estar involucrados en una cultura innovadora y en actividades relacionadas, no todos disponían de los recursos y las posibilidades necesarias. En concreto, menos de la mitad de los que estaban en niveles inferiores y que podían aportar ideas tenían acceso a los medios necesarios para poder llevarlas adelante: dinero, personas y apoyo.

Los autores afirman que mientras que las personas de niveles jerárquicos superiores reconocían disponer de las herramientas necesarias, los de los inferiores utilizaban afirmaciones como "Mis supervisores no son receptivos a nuevas ideas y a su aplicación ".

Gráficamente los resultados mostraron claramente estas importantes diferencias:




En base a estos resultados, los autores sugieren los siguientes tres consejos a aquellos directivos que realmente desean promover la innovación a todos los niveles:
  • Dinfundir que la cultura de la innovación es aplicable a todos, no importa cual sea su nivel. Y asegurarse de involucrar a todas las personas que puedan hacer aportaciones, por ejemplo, reconociendo y dando oportunidad a las personas más innovadoras y subrayando en toda la organización  la importancia de hacerlo.
  • Dedicar tiempo a hablar y comunicarse con cada una de las personas, sobre todo con las que menos contacto se suele tener (y normalmente de rangos más bajos). Investigar si guardan ideas realmente interesantes y que podrían ser valiosas para la empresa.
  • Pensar en los recursos concretos que se pueden dedicar a la innovación y a las nuevas ideas. Tal vez no sea posible disponer de grandes sumas de dinero, pero podrían planificarse tiempos y espacios de trabajo específicos para ello. Y especialistas o expertos de apoyo.
Evidentemente, la innovación es algo muy complejo y hay muchos más factores involucrados en su promoción y desarrollo, pero si no se establecen estas "bases higiénicas" mínimas, poco se puede avanzar. Sin tiempo ni recursos no habrá innovación.

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